Con el paso de los años una aprende, a base de prueba y error, a soltar lo que ya no le aporta. A mis 55 tengo muy claro que la vida se vive mejor sin ciertas cargas (literales y metafóricas).
Hoy comparto algunas de las cosas que ya no hago, porque ya no me representan… y no las echo de menos.
👠 Llevar tacones imposibles
Aunque nunca tuve realmente época en la que aguantara horas subida a unos tacones de vértigo. Hoy priorizo la comodidad más que nunca. Me encantan los zapatos bonitos, sí, pero si me hacen daño, no tienen cabida en mi armario.
👗 Usar ropa que me aprieta
La comodidad va por delante. Prefiero tejidos fluidos, frescos, que me acompañen… no que me aprisionen. Vestirme bien no tiene por qué ser incómodo.
👜 Llevar el bolso cargado como si me fuera de viaje
Ya no necesito llevar mil cosas "por si acaso". Un bolso ligero es sinónimo de ligereza mental. Solo lo esencial, y a disfrutar del día.
🩲 Tolerar ropa interior incómoda
Sujetadores con aros que se clavan o braguitas que no paran quietas… no, gracias. Si una prenda me molesta, no merece quedarse.
📆 Forzar planes por compromiso
Antes me costaba decir que no. Ahora priorizo mi energía. Si algo no me apetece o no me suma, no voy. No tengo necesidad de justificarlo.
💄 Maquillarme todos los días "porque toca"
Adoro el maquillaje, pero me lo pongo cuando quiero, no por obligación. A veces salgo con la cara lavada, y otras me doy el gusto de un buen labial rojo.
👂 Escuchar críticas que no he pedido
He aprendido a filtrar. Ya no permito que la opinión ajena dicte cómo debo vestir, pensar o actuar. Mi criterio y mi paz valen más.
⏳ Perder el tiempo en cosas que no disfruto
Ya no me fuerzo a acabar libros que no me enganchan o ver series que no me interesan. El tiempo es valioso y prefiero invertirlo en lo que me hace bien.
✨ A los 55 ya no busco encajar, busco estar en paz.
Soltar lo que no va conmigo me ha dado una libertad que antes ni imaginaba.
Porque en esta etapa de la vida, menos es más... y lo que cuenta es cómo me siento yo.